A veces me pregunto por qué me gusta tanto el fútbol. De vez en cuando me cuestiono por qué me obsesiono con un deporte el cual ya casi ni practico, ni tampoco veo por televisión con la manía de unos tantos años atrás. Rebuscando en los escombros de mi limitada y escasa literatura me encontré con la respuesta. Y fue lindo. Siempre es lindo ver brillar algunos sentimientos sobre el papel, tan exagerados como personalmente ciertos, de esos que sirven para darnos cuenta de que estamos vivos. Es así como descubrí que el fútbol para mi representa algo tan grande e intangible como la felicidad, ese lugar común al que el hombre siempre quiere llegar. Entonces escribí una humilde analogía entre el fútbol, la felicidad y la vida.
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